Interludio Ocho – Epílogo
Publicado: 15 de enero de 2012 Archivado en: Interludios, Mitología, Religión Deja un comentarioYo soy Naturaleza, la Madre Universal,
Señora de todos los elementos, hija primigenia del tiempo,
soberana de todas las cosas espirituales,
reina de los muertos y también de los immortales,
la única manifestación de todos los dioses y diosas que existen.
Mi voluntad gobierna las alturas brillantes del Cielo,
las saludables brisas de los mares y los silencios ominosos del mundo inferior.
Soy adorada de muchas maneras, conocida por incontables nombres,
y favorecida con toda gama de ritos diferentes,
de este modo se me venera en la tierra entera.
Los frigios primitivos me llaman Pessinuntica, Madre de los Dioses;
los atenienses, naturales y allí nacidos, me llaman Artemisa Cecropiana;
para los isleños de Chipre, yo soy Afrodita Pafiana;
para los arqueros de Creta, soy Diana Dictina;
para los sicilianos que hablan tres lenguas, Proserpina Estigia;
y para los habitantes de Eleusis, su ancestral Ceres, Madre de los Cereales.
Algunos me conocen como Juno, algunos como Bellona;
otros como Hécate, otros también como Ramnusia,
Pero ambas razas de etíopes, sobre cuyas tierras brilla primero el sol de la mañana,
y los egipcios, que sobresalen en el saber antiguo,
me adoran con ceremonias adecuadas a mi divinidad,
y me invocan por mi nombre verdadero, Reina Isis.
Apuleyo, Metamorfosis, Libro XL, Cartago, circa 140